En 1456 Cassà de la Selva obtuvo el permiso para organizar dos ferias anuales en las que se reunían mercaderes y campesinos para vender e intercambiar sus productos. El día de Santa Tecla, santa invocada por los moribundos para tener una muerte dulce, fue escogido para marcar la celebración de la Fiesta Mayor pequeña de Cassà o la feria de otoño. A principios del siglo XX, la Fiesta de Santa Tecla se había convertido en un referente económico porque se repartían importantes premios a los mejores ejemplares equinos y bovinos y a los mejores y más numerosos rebaños de corderos, además de tener una vertiente lúdica muy importante, con fuegos artificiales, actividades deportivas y musicales.
Hoy, la Feria de Santa Tecla se ha convertido en la feria pequeña de Cassà, una fiesta muy vivida en la que se celebran diferentes actos culturales y tradicionales, pasacalles, encuentros de gigantes y de encajeras, conciertos... Uno de los actos principales que se celebran durante la feria es la Noche del Cremat, que tiene lugar el viernes y consiste en un baile de sardanas y en el descanso se reparte rom cremat para todos los vecinos y visitantes.
Hoy, la Feria de Santa Tecla se ha convertido en la feria pequeña de Cassà, una fiesta muy vivida en la que se celebran diferentes actos culturales y tradicionales, pasacalles, encuentros de gigantes y de encajeras, conciertos... Uno de los actos principales que se celebran durante la feria es la Noche del Cremat, que tiene lugar el viernes y consiste en un baile de sardanas y en el descanso se reparte rom cremat para todos los vecinos y visitantes.